No es lo mismo, bajo ningún punto de vista:
Conocer a alguien, enamorarse, juntarsecasarse, tener hijos.
que...
Tener hijos, conocer a otro, enamorarse, juntarsecasarse.
Y nada, pero nada tiene que ver con una cuestión de moralina estúpida ni de Familia Ingalls. La posta es que si a dos personas les cuesta mucho hacer sobrevivir su relación de pareja cuando se convierten en familia; imaginense lo que les (nos) cuesta a los que ensamblamos a la pareja hijos propios y ajenos.
El orden de los factores altera del todo al producto...
... maldita matemática estúpida.
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7 comentarios:
La Familia Ingalls era lo más.
Le solía gustar a los señores de edad y a los señores que les gustan otros señores... :P
Los hijos, propios y ajenos, lo cambian todo. TODO.
Para bien o para mal. Igual si te quieren y blah te aceptarán con lo que venga.
Eso es porque la resta no tiene las propiedades de la suma.
No es conmutativa, no es asociativa y si el sustraento es mayor que el minuendo el resultado no es de los naturales (digamos, es negativo!)
Ves? Las matemáticas con una maravilla! jajaja
¡Claro que no es lo mismo!
Mujer, me ha encantado tu blog, me quedo para seguir visitándote.
Un beso
Exactamente. Y cuánta gente no comete el error de pensar que si la relación de pareja está mal, entonces un hijo puede ser la solución a todos sus problemas? Terrible error pensar de esa manera. Por eso, siempre he pensado que el peor error de todos es hacerse la vista gorda e ignorar cosas importantes que parecen detalles tontos, pero que al final terminan siendo determinantes. Todo es tan complicado...
Saludos.
Enil: sí, igual me refería a los detalles... de pronto te tenes que acomodar vos al hijo de otro, otro al tuyo, tu hijo a el, el suyo a vos, y los pibes entre sí... Ja, tremendo desbole. jaja
Cafe: las clases de apoyo a qué hora las das? je
Diana: gracias y muy bienvenida
Tabyluz: comparto 100 por ciento tu comentario
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